limpieza alfombras de lana

¿Cómo limpiar alfombras de lana?

Las alfombras de nuestros hogares al igual que el resto de los objetos de casa necesitan de un mantenimiento y limpieza constante, ya que al estar en el suelo son susceptibles de ensuciarse fácilmente, ya sean por el vertido de cualquier líquido, restos de comida, manchas de grasas, o simplemente por las pisadas y el tránsito de personas y la acción de las mascotas. A continuación, vamos a ver de qué manera podemos realizar un correcto mantenimiento y limpieza óptima de nuestras alfombras.

Advertencia: Limpiar una alfombra puede parecer una tarea sencilla, pero si se realiza de manera incorrecta, puede dañar o estropear la alfombra. Por esta razón, se recomienda encargar un servicio profesional de limpieza de alfombras a empresas especializadas, como la nuestra, para garantizar una limpieza segura y efectiva que proteja y prolongue la vida útil de su alfombra.

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1. Aspirar y quitar el polvo

Para realizar un mantenimiento rutinario basta con aspirar el polvo un par de veces a la semana. Hay que tener cuidando con no emplear la máxima potencia de la aspiradora para no dañar las fibras de las alfombras. Es aconsejable mover la boquilla de la aspiradora en la dirección del pelo de la alfombra para evitar dañar la lana, en excesivo.

No conviene sacudir las alfombras para quitarles el polvo y las suciedades acumuladas, porque al ser golpeadas, las fibras de lana de su composición  pueden sufrir daños, especialmente las fibras de seda, bastante más delicadas.

Una práctica recomendable es dar la vuelta a la alfombra una vez al año y tenerla boca abajo durante un para de semanas. De esta forma todo el polvo depositado en ella, que haya podido llegar hasta los nudos, caerá al suelo por la gravedad. A continuación, y después de aspirar todo el polvo, se puede volver a usar la alfombra que demuestra más brillo y suavidad al tacto.

2. Quitar las manchas superficiales

Las manchas más superficiales por las pisadas, barro y suciedades en general se pueden quitar fácilmente. Para ello utilizamos un paño húmedo para quitar la mayor parte de las manchas existentes.

A continuación, usaremos otro paño húmedo impregnado esta vez con jabón o detergente neutro, para eliminar por completo la suciedad o las manchas que pudieran quedar. No hay que frotar en excesivo ya que podemos causar daño en los tintes en la zona afectada. Repetir esta operación si la mancha persiste. Para finalizar, secar la alfombra con un paño seco eliminando el exceso de humedad.

Las manchas de pisadas, el vertido de líquidos como café, té, etc. se pueden eliminar fácilmente de esta forma.

3. Uso de amoníaco y bicarbonato

Otra de las prácticas habituales es mediante el uso de una mezcla de 100 gramos de bicarbonato de sodio y 100 gramos de sal común. Se esparcen sobre las partes más sucias de la alfombra y se deja actuar durante al menos 1 hora. A continuación, se aspira y se retira todo el producto esparcido dejando la alfombra totalmente limpia y libre de polvos y suciedades.

El amoníaco es un desinfectante eficaz para quitar la mayoría de las manchas de las alfombras. Se diluyen 100ml de amoníaco en un litro de agua tibia y se añade un poco de detergente. Rociamos las manchas con el producto preparado y mediante el uso de un cepillo frotaremos suavemente las zonas afectadas para limpiar las manchas.

Advertencias: El amoníaco es muy tóxico, así que habrá que usar unas mascarillas para no inhalar sus gases y usar guantes de goma mientras limpiamos la alfombra. La zona de trabajo tiene que estar bien ventilada.

Centauro previene el uso de amoníaco en la limpieza de las alfombras ya que su mal uso puede causar daños irreparables en alfombras con lanas delicadas y fibras de seda. Los colores pueden desaparecer y las fibras pueden debilitarse, como consecuencia la alfombra puede perder su valor monetario.

Ante cualquier duda de cómo eliminar estas manchas, póngase en contacto con nuestros expertos en Centauro.

4. Lavar las alfombras con agua

Dependiendo de tipo de alfombra (o moqueta), su composición y sus dimensiones se puede emplear agua para lavar las alfombras por completo o por zonas afectadas, eliminando las manchas superficiales y suciedades. Siempre que no se trate de manchas antiguas y secas, podemos emplear agua, porque si las manchas son más duraderas y secas, existe el riesgo de que al usar agua los tintes de las fibras de la alfombra se mezclen y la recuperación de la misma sea mas costosa.

Si la alfombra tiene hilos de seda es preferible no mojarla, ya que se trata de fibras muy delicadas que pueden estropearse irreversiblemente.

5. Secar y guardar las alfombras

Después de lavar la alfombra o parte de la misma, habrá que dejar que se seque por completo. Una vez seca, se puede colocar de nuevo en su sitio. Si no vamos a usar la alfombra durante una temporada, conviene guardarla en un sitio aireado y con luz, para evitar la acción de las polillas que dañan el tejido de la alfombra.

6. Consejos finales

Todos los métodos y las prácticas arriba descritos sirven para tener un mantenimiento diario de nuestras alfombras y kilims con el objetivo de mantenerlos limpios y libres de patógenos y parásitos, prolongando la vida útil y el valor de los mismos.

En Centauro aconsejamos realizar cada dos años aproximadamente, un lavado a fondo de sus alfombras por profesionales de limpieza, ya que en nuestros centros empleamos métodos tradicionales y usamos maquinarias y productos de limpieza e higienización específicos para cada tipo de alfombra, asegurando una limpieza y desinfección al 100%.